Ya llegó la, para muchos, deseada Navidad. Y es que ciertamente La Navidad es muy deseada, sobre todo por aquellos que hacen de este momento su gran negocio. Y eso está muy bien, porque todo el mundo tiene derecho a ganarse el pan, aunque sea con el sudor del de enfrente.
Ahora el grito de guerra es “comprar”, el antiguo espíritu navideño se ha transformado en un consumo alocado. Los atracones de comida, en la cena de empresa, la del gimnasio, la de los amigos… claro cuando llegamos a la familiar estamos más que hartos. Pero no termina aquí, después de Nochebuena la comida de Navidad, y luego fin de año y aún más, año nuevo y la cena del roscón. No me extraña que algunos queden totalmente saturados.
Eso si, todo esto con muy buenas intenciones para el año que entra, a saber: dejar de fumar, ponerme a dieta, aprender inglés… Empezamos bien, pero luego las intenciones se desvanecen y se van quedando en el camino.
Desde aquí os propongo una depuración para limpiar todas las toxinas acumuladas con tanta comida y tanto dulce, sin mencionar el alcohol. Vamos a empezar el año un poco menos intoxicados, a ver si las intenciones nos duran un poquito más esta vez. Y la depuración no sólo ha de ser del cuerpo, también nuestra mente y nuestro espíritu necesitan una limpieza. Por eso os digo: “Adelante, no os cortéis, atiborraos de todo, disfrutad mientras dure,”
Os esperamos en Enero para mostraros todas las posibilidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario