lunes, 23 de noviembre de 2009

SEMILLAS DE CHIA



El uso y el cultivo de la Chía en el valle de Méjico, se remonta a unos 3.500 años a.C. La Chía era uno de los cuatro alimentos básicos de las civilizaciones de América Central (Mayas y Aztecas), sus semillas se utilizaban para elaborar medicinas y eran la base de su alimentación y también de la de sus animales. Los Mayas hacían ofrendas de estas semillas a los dioses, en agradecimiento por las cosechas. Los Aztecas usaban la Chía en distintos preparados nutricionales y medicinales, así como también en la elaboración de ungüentos cosméticos. Era fuente de energía para travesías prolongadas y alimento para los guerreros, por eso es conocida como el alimento de las caminatas.
La conquista reprimió a los nativos, eliminó sus tradiciones y destruyó la mayoría de la producción agrícola intensiva, así como el sistema de comercialización existente. Sin embargo, la ciencia moderna ha llegado a la conclusión de que las dietas precolombinas eran superiores a las que actualmente se consumen en la misma región, y la chía, que sobrevivió sólo en pequeñas parcelas en áreas montañosas escarpadas del sur de Méjico, Guatemala y Nicaragua, vuelve, quinientos años más tarde, a recobrar su papel protagonista en la nutrición humana.
La Chía es alimento y medicamento, sus semillas son ricas en ácidos grasos beneficiosos para el organismo como el Omega 3 y el Omega 6. También contienen calcio, hierro y magnesio, son ricas en antioxidantes, proteínas y vitamina B.
La Chía, al contener antioxidantes, refuerza el sistema inmunológico y esto ayuda a evitar infecciones o controlar las ya existentes. Sus antioxidantes también previenen los efectos del envejecimiento. Se cree que estas semillas podrían tener efectos anticancerígenos. Los ácidos Omega 3 y Omega 6 ayudan a bajar los niveles de colesterol. Tanto las semillas como el aceite que se obtiene de ellas proporcionan beneficios para la circulación de la sangre. El consumo regular de estas semillas controla la presión arterial, también el funcionamiento del corazón y del cerebro se ven beneficiados. La fibra soluble de las semillas controla el estreñimiento y mantiene limpios los intestinos previniendo enfermedades como el cáncer de colon. La fibra y las sustancias contenidas en las semillas también pueden reducir los niveles de glucosa en la sangre, beneficiando a las personas con Diabetes. Son muy apreciadas para perder peso ya que actúan produciendo sensación de saciedad y además su contenido en fibras arrastra la grasa de los alimentos fuera del organismo. Las proteínas que contienen las semillas de Chía las convierten en un elemento esencial para complementar las dietas vegetarianas. Debido a sus proteínas se recomienda para fortalecer músculos y reparar los tejidos. Las semillas de Chía no contienen gluten y pueden ser consumidas por los celiácos. Se cree que el consumo habitual de las semillas de Chía beneficia al sistema nervioso en general.
Las semillas de Chía pueden consumirse molidas y tostadas, incorporadas a los alimentos, panes, comidas o postres. La manera de aprovechar todas sus propiedades es tomarlas remojadas en un poco de agua, la cantidad aconsejable es entre 2 y 4 cucharadas al día.





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