lunes, 26 de octubre de 2009

LA AMIGA DE LA HERBORISTERA - descubriendo las algas -


Acabo de llegar a Málaga y he pasado a visitar a mi amiga María José, la herboristera. Yo le tengo mucho aprecio a mi amiga, aunque creo que es un poco rara, no por su carácter, que es un encanto, sino por las cosas tan raritas que come, y no te digo las que vende. Tiene una estantería llena de algas, ¡¡¡Algas!!! ¡¡¿Pero eso se come?!! “Esta chica está mal, pero que muy mal”, pensé para mis adentros. Pero ella, con esa calma tan característica suya, me sienta a su mesa y, como si fuera una niña, me explica y me deja probar.


-Mira, las algas son buenísimas, tienen un montón de proteínas, vitaminas, hierro, potasio, yodo, calcio y muchas más cositas.
- Si pero, son del mar, tienen que tener un sabor muy raro.
- Bueno, no necesariamente, añadidas a los potajes y los guisos, apenas notarás su sabor pero los estarás enriqueciendo. Hoy he traído de la tienda estas DULSE Y NORI en copos para que las comamos con la ensalada, ¡toma! ¡verás que ricas!.

- (yo con un poco de reticencia, agarro mi tenedor y me zambullo en la ensalada) Y… ¡sorpresa! Ricas, ricas, nunca imaginé que tendrían este sabor tan exquisito. ¡Oye! y ¿este plástico que tienes aquí?
- Ja, ja, ja. Pero que dices, esto es AGAR AGAR, seguro que las has visto antes en los restaurantes chinos.
- ¡Ah si!, es verdad, pensé que eran artificiales.
- Estas las tienes que poner a remojo un ratito y luego las comes tal cual, pero su sabor es muy suave, por eso en polvo se utilizan para hacer postres y espesar salsas.
- ¿Y estas que parecen laminas? ¿para que sirven?

- Estas son las llamadas NORI y se usan para hacer “sushi”, la merienda más popular de los niños japoneses.
- ¡Madre mía! ¡Que cosa! Pues si que hay algas.

- hay muchas más, están las WAKAME y las KOMBU con las que se pueden hacer pizzas, empanadillas y muchas mas cositas.

Después de la conversación de algas con mi amiga, me sumerjo en internet a investigar y, además de descubrir un montón de recetas, resulta que no engordan ni un gramo, y así, ya no se si soy pez o sirena, pero me vuelvo “alguera”.


La amiga de la herboristera

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